ESTRELLA BRILLANTE

Hay gente que pasa por la vida sin iluminar, sin encender, sin marcar presencia. No es el caso. En este imprevisto encuentro hubo mucho calor y vida. Nunca un secreto para mí, fue tanta estrella.

Le puso valía al firmamento, durante la entrevista, por eso, intenté ponerle aprecio a esa estrella que aun ilumina para que estuviera a mi vera. Desde ese cosmos humano, amigable y extensible, intenté cuidarle. No quiso pasar página, no quiso quedarse en sus recuerdos, se liberó.


Me dejó una frase, pese a no comunicarse con palabras. Su apretón de manos demostró confianza, una estela.
Carraspeo la garganta, como diciendo: “Aquí estoy, dispuesto a continuar por y con tu amor al futbol”.
Se hizo fuerte porque merecía vivir para contarlo.

Fue feliz al escucharme inmortalizarle a tantos nombres del panorama futbolístico abderitano: Onofre, Indalo, Salvatella, Domenech, Moraga, Rosell, Parrilla, Arqueros, Terremito, Carpintero, Crespo y sus hermanos, toda una huella de estrellas.

Luchó en la entrevista de casi dos horas, a todo cuanto enmudeció en el trascurso de su pequeña niñez y no pudo divulgar. El fue un niño armado de valor para querer hacer lo que le gustaba, estudiar, pero el mundo se le paralizó a la llegada de la Guerra Civil. Fue uno de los “otros” niños,los tremendos olvidados para aquellos, que emanan continuamente en hurgar en la memoria histórica e ignoran aún, a esos críos,que fueron arrinconados de la historia sin tener culpa al hábito gobernante de la época sin haber hecho nada. Se quedó para pasar más penurias aún de los que se expatriaron.


De tez cansina pero memoria de elefante; elegante, sutil y hombre de palabra fácil y sincera. Su mirada fija, me recordó a mi padre, nunca vivía perdida a cualquier acontecimiento por pobres que fueran los argumentos.

Militó en aquel equipo embrión del Trafalgar perteneciente a Educación y Descanso, una vez recién acabada la Guerra Civil Española. Imagínense a un chaval con apenas doce años. Era curioso, al equipo renacido del mismísimo Frente de Juventudes, le llamaban “Bala Roja”. Aquel equipo con Leopoldo Espejo, el delantero centro o los defensas Martínez o Antonio Crespo, considerado el mejor defensa de Adra, todos arropados en portería por Gabriel Estrella. La media, con Salvador Lupiañez y Pepe Carpintero, sin desmerecer al delantero Pepe Domenech “El Malagueño”.

Dos de ellos, Antonio Crespo y el propio Gabriel Estrella, fueron seleccionados en un primer momento, para la Selección Juvenil de Andalucía para los Campeonatos de España.


Gabriel era el menor de cinco hermanos varones. Su hermano Pepe, el mayor, era defensa, decano del futbol abderitano. Antonio, jugaba de interior, Francisco y Juan, en menor medida, le dieron al fútbol.

Aun recuerda aquel 13-0 al Dalias y la inauguración del Campo del Puerto (junto al Ferial de Poniente). Eran los años cuarenta y en aquella inauguración del “nuevo campo” visitaba las instalaciones el Almería, con los Flores y Trevijano. Era un campo vallado, y donde las porterías eran trasportadas hasta un corralón una vez terminados los encuentros. Se preguntaran si las porterías tenían redes. Si, eran de las “vacas” pesqueras. Nunca dejó de contar aquellas anécdotas de rivalidad entre el Berja, Roquetas o Dalias, que llegaba incluso a perturbar el orden cotidiano. Eran viajes intensos en aquella famosa camioneta del “Matagatos”.


En el servicio Militar, destinado en Marruecos, configuró en aquel once del Athlétic de Nádor de portero, dónde llegó a destacar. En ese periplo servicial patriótico, con apenas 20 años, tuvo la oportunidad de fichar por el Melilla (3ª División) y el Málaga (2ª División). No era para menos, a Gabriel le seguían de cerca. Tal es el caso, que en partido amistoso, desquició al famoso jugador del Real Madrid, Terán.

En mi encuentro con Gabriel, aprecié que sus palabras tenían una forma y contexto leal. Nunca se marchó de ella, son 84 años y es verdad que hay que saber brillar y ayudar a los demás a que lo hagan. A veces solo una sonrisa, o un abrazo, prenden luces.

Cada persona tiene una lucecita en el alma y se asemeja a una estrella y en algún momento ocupará su propio espacio. No fue una estrella fugaz. Las estrellas fugaces permanecen. El solo me hizo una pregunta: “Le apuntarán muchas veces, que tuve una novia en Adra”.

Yo le contesté: “Los secretos de alcoba, no deben de contarse, Don Gabriel”.
Así son los amigos, estrellas en la vida de la gente.