Dice un refrán, “que los amigos son como los taxis, en días de tormenta andan escasos”. Yo descubrí la verdadera amistad y la acepté como un tesoro.
José Ramón del Cueto Ramos, conocido futbolisticamente como Lechuga, falleció en Oviedo el pasado año. Como futbolista perteneció al Adra Club de Futbol, a comienzos de los sesenta, junto a otros asturianos ilustres, Zuazua o Roza. El Adra C.F. se interesó en principio por su hermano, ex futbolista de Sporting y Oviedo; pero una tarde, Lechuga, marcó los cuatro goles donde el Adra venció a una Selección de Valencia. Ficharon sin discusión al extremo izquierdo, para la temporada 1959/60.
Su debut con la camiseta roja se produjo en Miramar el 20 de septiembre de 1959, venciendo por 2-0 al At. Algeciras, con goles, el primero de Lechuga y Veloso.
El pasado año tuve el honor de conocerle personalmente en un viaje que le llevaba por todos aquellos rincones futbolísticos por el que pasó, casos de Extremadura, San Fernando (Cádiz) o Adra. Aquel primer abrazo valió más que mil palabras.
Mantuvimos una entretenida y larga conversación, acompañados por otro “decano” del futbol abderitano, José Luis Remacho, junto a las señoras de ambos y un hijo de José Ramón , Jorge, que le acompañaba en el viaje. Amistad a raudales en tiempos difíciles.
Mostraba José Ramón una apariencia frágil, pese a que el mismo sabia que su salud, no estaba muy bien. No se quedaba solo en el comentario de los hechos, sino analizaba hasta los más pequeños detalles; se sucedían, así, batallas, lugares, personajes por su memoria prodigiosa y se hacía dueño de la situación.
De su extenso repertorio de anécdotas una que le marcó y sin titubeos, fue el encuentro en Miramar frente al C. D. Málaga: “caía el agua a pellejos y el Estadio estaba como el agua, a rebosar. Venia el Málaga que era el líder del grupo, con Ben Barek y mis paisanos, Beascoechea y Pipí, el que jugó en el Real Madrid C. F.
Se armó un jaleo en la grada porque uno de los jueces de línea agredió a un espectador con su banderín y eso contagió a jugadores y espectadores”.
Pues si que hubo gresca ¿no? : “aquello duró días. Al línea lo detuvo la Guardia Civil y en vestuarios ni te cuento, una vez terminado el partido.”
¿Qué paso?: “paso que, Coloma, jugador nuestro, mantuvo una conversación con Ben Barek y se liaron los dos a mamporrazos.”
¡¡Que dices!! : “si, pero Coloma ganó con ventaja”
¿Por? : “durante la pelea, no se había dado cuenta que llevaba el reloj puesto”.
José Ramón era un hombre de profundos convencimientos, poseía la calma y resulta imposible recordarlo de mal humor. Tenía un carácter dulce pero firme a la vez. Nunca se desviaba fácilmente de lo que consideraba correcto. Tenía una cortesía natural.
La amistad es como la historia, un ejercicio de distancias dónde hay que mantenerlas. Es en la historia y por la historia en donde pongo la imagen de José Ramón, equilibrado, prudente, sensato. compañero y amigo, aquel que se dejó el alma por la camiseta roja del Adra y Astur.
Quienes le conocimos y pudimos disfrutar de su amistad, saben que estas palabras no son abundancias de la pluma. Se me hará extraño no oírle cada domingo llamando por el resultado de su Adra…pequeña patria querida. ¿Oíste, José Ramón?
martes, 10 de noviembre de 2009
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